En este cuento se evidencia la inocencia de una chica que acompañada de su hermano, golpea o hace el ademán de hacerlo en la puerta de un cortijo. Esta acción tendrá sus consecuencias, se lo advierten los vecinos del lugar. El hermano le dice a ella que se aleje y se queda solo declarándose culpable ante el juez para salvarla. Los dueños del cortijo no permitirán que se burlen de ellos haciéndose respetar para evitar que otros hagan lo mismo.