Lo pactado por el rey de Navarra y sus tres vasallos es dedicarse a estudiar por tres años, olvidándose del contacto femenino. Este pacto se verá roto al llegar al palacio la Princesa de Francia y su séquito, de quienes quedan inmediatamente enamorados. Movidos por la vergüenza se expían mutuamente y en un lugar del parque desahogan sus sentimientos leyendo cantos de amor.