Este relato cuenta la historia de Jerome Searing, un soldado raso joven, fuerte e inteligente que por su habilidad para el tiro fue encomendado en llegar lo mas cercano posible a las líneas enemigas y averiguar todo cuanto pudiera. Luego de detenerse por un momento en una de las trincheras para dar informe de sus intenciones, se arrastró con sus manos y rodillas y pronto se perdió en la espesura del bosque. Searing recorrió con la vista el terreno abierto que se extendía entre su punto de observación y una estribación de Kennesaw Mountain a ochocientos metros de distancia, un camino que subía y cruzaba la estribación estaba atestado de tropas, los fusiles de la retaguardia del enemigo en retirada brillaban al sol de la mañana.