D. Isidro Valterra, hombre de talento que en sus últimos años de libertad le dio por los relojes, cuando los veía andando se ponía furioso. Quiso matar a su criado por arreglar relojes y por esta razón fue a dar al manicomio y a fuerza de romper las cuerdas de todos los relojes que caían en su poder, rompió la cuerda de su propia máquina.