Arturo Cova, es un hombre perseguido por el desgano, el desamor, el rencor; pero es también un perseguidor. Sus brazos imploran por cadenas que logren contener un corazón al que no lo mueve ideal alguno y que lo ha jugado todo al azar. Recorrerá cada uno de los laberintos que su destino le ha preparado y en su loca carrera lo seguiremos, página tras página, sin respiración, sacudidos por la expresividad de sus actos y los espejismos de un lugar que ni siquiera podríamos imaginar.