Es este un libro que será de gran utilidad a todos aquellos mediadores –en especial los docentes y bibliotecarios- para que puedan diseñar programas y proyectos de promoción y animación a la lectura que respondan a las necesidades e intereses de las diferentes poblaciones, en especial de los niños y jóvenes. Y como acertadamente dice Rubén Darío: “El animador es un introductor de lecturas, pero no es un conductista, ni agrega nada que ya no exista, es un impulsador de la autonomía personal, goza eludiendo la responsabilidad de adoctrinar a los demás y se solaza viendo como los lectores ascienden a la montaña de la sabiduría, afirmando la existencia a través de una ilustración liberadora”.