En esta obra se aborda el tema del juego de los dados de la Lima de los años veinte. El chino Chale, aparece rodeado de un aura de misterio y cierto misticismo. Él mismo preparaba sus dados, tallándolos de dos piezas de mármol, dando como resultado un producto que el narrador llama: “Bellos cubos de Dios”. El autor imprime fuerza y angustia en la atmósfera del relato, explora la condición humana a través de una mirada existencialista y pesimista, consciente de los sufrimientos inherentes al ser.