Un hombre joven, bien parecido, fuerte, magnánimo, extravagante, pero sobre todo, rico y, precisamente por ello, libre.Siendo el autor hijo de un acomodado comerciante, distingue dos tipos de dinero: un dinero burgués, prosaico, maldito, con el cual se compara y por cuya falta se sufre, y otro poético: el que se hereda, como en el caso de nuestro protagonista, que se permite el lujo, la generosidad y la despreocupación. El propio Fernández dice que la lucha por la supervivencia diaria es un impedimento para vivir.
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