Al cumplir los 30 años, Randolph Carter perdió la llave de la puerta de los sueños. Durante sus noches de ensueño, comenzó a observar el resplandor de un nuevo mundo extraño y fantástico que adoptaba la forma de escenas nítidas de su niñez y le hacía recordar hechos y cosas. Hasta que una noche, su abuelo apareció en uno de esos sueño y le habló acerca de la llave, la cual se encontraba en una caja, un pequeño cofre antiguo cuya tapa tallada en madera de roble, no había abierto desde hacía 200 años. Su abuelo jamás le dijo cómo y dónde usarla.