En esta novela, se establece un conmovedor contrapunto entre la Lima de comienzos del siglo XX , una ciudad plena de perfumes y requiebros pretenciosos, de tradiciones forjadas en tiempos de la Colonia, y un pueblo, al que el autor llama, simplemente, B., habitado por tuberculosos. En B., la inminencia de la muerte, lejos de sumir a sus gentes en el abandono o la desesperación, da origen a una atmósfera de luminosa armonía. Un mundo al revés, donde el amor se puede realizar de modo pleno, sin obstáculos, donde se vive cada día como si fuera el último.