Todo empieza cuando en la familia Villaamil, Ramón, se queda sin trabajo y empieza a hacer llamamientos a sus amigos para que le coloquen en cualquier puesto o que simplemente le den dinero. Para hacer estos encargos, mandaba a su nieto, Luis Cadalso. El niño de apenas siete años de edad, hacia viajes por todo Madrid, siempre salía con un sobre que escribía su abuelo anteriormente y volvía con el mismo pero con dinero o alguna respuesta.