Había una vez un príncipe tan feo, pero muy inteligente. El pequeño nació con un copete de pelo encima de la frente, por lo que lo llamaron Riquete el del copete. Un hada le concedió otorgarle sabiduría como la de él a quien más amara. Al cabo del tiempo habían dos princesas, una bonita pero torpe, y la otra fea pero sabia. Él se enamoró de la bonita y el hada le concedió la inteligencia que le hacia falta. Se casaron y fueron felices.